Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Arte y fe · Guadalupe
“Cuenta la leyenda que dos pastorcillos fueron sorprendidos por una extraordinaria luminosidad en el mismo lugar que hoy ocupa este Santuario, al acercándose descubrieron una imagen de la Virgen que sostenía en su brazo a su hijo brillando como si fuese el mismo sol”
Querido visitante, ya seas viajero o peregrino que recorres la ruta jacobea que transita por estas tierras rumbo a Compostela; eres bienvenido al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, uno de los lugares más emblemáticos del Camino del Norte.
Te contaremos un poco de historia antes de profundizar en este lugar lleno de arte y espiritualidad. Situada en las laderas del monte Jaizkibel y visible desde toda la bahía de Txingudi, este Santuario fue erigido en el siglo XVI. La gran devoción a la Virgen María movió los corazones del pueblo de Hondarribia para levantar este templo a la Madre de Dios.
La cita más antigua que se tiene corresponde al año 1526, con motivo de la donación de seis ducados de oro a esta ermita por parte de insigne navegante vasco, Juan Sebastián Elcano, el primer hombre en circunnavegar la Tierra.
Tiempo después, en 1638, cuando el ejercito francés sitió Hondarribia, la imagen de la Virgen fue bajada a la parroquia para que el pueblo rezara pidiendo su protección contra los invasores. La victoria de los hondarribitarras sobre los franceses el 7 de septiembre, víspera de la Natividad de Nuestra Señora, se consideró como obra de la Virgen de Guadalupe. Desde entonces, la ciudad de Hondarribia, en agradecimiento a la Virgen por la protección recibida, celebra dicha victoria con el famoso alarde que recorre las calles de la localidad y con una solemne procesión hasta este Santuario, que se lleva a cabo cada 8 de septiembre. Desplaza así a la fiesta principal de Nuestra Señora de Guadalupe que se celebraba anteriormente el 25 de marzo, día de La Anunciación.
“El 1 de julio de 1638, Hondarribia fue cercada por las tropas francesas. En los primeros días del asedio, los hondarribitarras, reunidos en la Parroquia, juraron a la Virgen de Guadalupe que si por su intercesión lograban librarse, se lo agradecerían cada año acudiendo en procesión a su Santuario”
Después de unas pinceladas de historia, crucemos el umbral del templo y comencemos nuestra visita. Seguro que te ha llamado la atención el majestuoso Cristo crucificado suspendido en el transepto del templo, y a sus lados, sendas maquetas de navíos, recuerdo de los innumerables exvotos marineros que cubrían los muros del Santuario. Estas ofrendas eran muy frecuentes para mostrar gratitud por favores concedidos por la Madre de Dios y Madre nuestra.
Del mismo modo, en los muros laterales están distribuidos los relieves correspondientes a las XIV estaciones del VIA CRUCIS. En numerosas ocasiones parece que el acompañamiento a Jesús en su Pasión y Muerte termina en el sepulcro, olvidando que al tercer día, Cristo resucitó y está vivo entre nosotros hasta el fin del mundo. VIA LUCIS
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna”
San Juan 3, 16
Como puedes ver, se trata de un templo de una sola nave con crucero, con un fastuoso retablo mayor y dos retablos y murales en los laterales. Para admirarlos en detalle, te invitamos a que tomes asiento en los bancos delanteros.
Comencemos por el retablo y mural situados en el brazo derecho del crucero. El retablo está presidido por Santa Bárbara, escoltada por las tallas del Sagrado Corazón de Jesús y San Roque quien muestra las llagas de su pierna y es acompañado por un perro que le socorría en sus momentos de mayor necesidad. Este animal es signo de la providencia y siempre aparece incluido en la iconografía del santo. Remata el conjunto un relieve de La Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel.
A su lado, un sugerente mural de tonos azulados, ya que el azul es el color de María, símbolo de santidad, armonía y realeza. En él se representa una procesión en honor a la Guadalupeko Ama que, desde la altura, contempla e ilumina a sus hijos. Mientras, en la parte inferior se ilustra la escena correspondiente a Juan Sebastián Elcano dictando su testamento en 1526, antes de fallecer en la Nao Victoria, dejando donación para el Santuario.
En el lado opuesto del crucero, advertimos el mural donde se representa la aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego en el cerro de Tepeyac en el año 1531. El conjunto rodea un lienzo bellamente enmarcado de la citada advocación Guadalupana. Nuestra Señora de Guadalupe es patrona de América y de gran estima en esta ciudad marinera, tan unida al continente americano.
A su lado, se encuentra el retablo dedicado a San Sebastián, cuya efigie saeteada lo preside. San Sebastián fue martirizado por su conversión y seguimiento a Jesucristo. En los nichos laterales vemos las sencillas imágenes de San Isidro Labrador, patrono de los agricultores y un curioso Jesús-Niño.
Los dos retablos laterales proceden de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano y fueron subidos hasta aquí en 1914, con motivo de las obras de restauración de dicho templo parroquial.
“He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”
San Lucas 1, 38
Es el momento de contemplar el retablo mayor, realizado en 1748, en madera de castaño y nogal. Fue donado por el hondarribitarra Don Gabriel José de Zuloaga, primer Conde de la Torre Alta y Gobernador de Venezuela. Consta de un cuerpo y cuatro columnas barrocas con capitel corintio, entre las que se hayan las imágenes de San Fernando Rey, el Arcángel San Gabriel quien anunció a María que iba a ser la Madre de Dios, San José, esposo de la Virgen María y San Antonio de Padua, siendo estos, dos de los pocos santos a los que se representa con el Niño Jesús en brazos.
En la hornacina central, presidiendo el conjunto descubrimos la efigie de la Ama Guadalupekoa, patrona de la ciudad de Hondarribia y datada entre el siglo XIV y XV. Se trata de una talla entera bellamente policromada, con un llamativo manto, rojo en su interior y dorado con adornos romboidales en el exterior. Hallándose de pie, porta una vara en su mano derecha, mientras que el Niño, que nos está bendiciendo, descansa sobre el brazo izquierdo de su Madre. Nuestra Señora de Guadalupe es una de las 7 Vírgenes negras de Gipuzkoa.
“La imagen está tallada por delante, pero es completamente lisa por detrás, lo que dio origen a la hipótesis de tratarse del mascarón de proa de una embarcación”
Una original Santísima Trinidad remata el retablo, mientras que en la parte inferior de este conjunto escultórico, está ubicado el tabernáculo, donde parece pasar desapercibido el mayor tesoro que podemos encontrar en este templo, la Presencia Eucarística del Señor en el Sagrario. Cristo vivo nos ha salvado y redimido gratuitamente, nos ha regalado la vida eterna y está siempre con nosotros.
No hay mucho más que decir, sino contemplar y deleitarse con tan bello conjunto que ensalza la figura de María. Antes de abandonar el templo para seguir tu camino por tierras de Gipuzkoa, te invitamos a tener un momento de recogimiento y oración, a sentarte en silencio ante la presencia de la Virgen María meditando su vida de entrega y gratitud, o alabar y dar Gloria al Señor frente al Sagrario.
Ponemos a tu disposición algunas oraciones que pueden ser útiles y diversos enlaces para profundizar en la vida de los Santos que componen los retablos.
ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE
Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra. Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia. Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura: «Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado,» cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac.
Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras. Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la más tierna, la más compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.
Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros. Amén.
BENDICIÓN DE LOS PEREGRINOS
¡Oh Dios, que sacaste a tu siervo Abraham de la ciudad de Ur de los Caldeos, guardándolo en todas sus peregrinaciones, y que fuiste el guía del Pueblo hebreo a través del desierto! te pedimos que guardes a estos siervos tuyos que, por amor de tu Nombre, peregrinan a Compostela.
Sé para ellos compañero en la marcha, guía en las encrucijadas, aliento en el cansancio, defensa en los peligros, albergue en el camino, sombra en el calor, luz en la oscuridad, consuelo en sus desalientos y firmeza en sus propósitos; para que, por tu guía, lleguen incólumes al término de su camino y, enriquecidos de gracias y virtudes, vuelvan sanas y salvos a sus casas llenos de saludable y perenne alegría.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Colabora con tu parroquia
(1 Cor. 13, 13)
Si puedes mucho; mucho. Si puedes poco; poco. Si no puedes nada; nada.
CUANDO SALGAS DEL TEMPLO, HAZ TU DONATIVO. DIOS TE BENDIGA.
Participa en la parroquia
¿Tienes ganas de ayudar a los demás? ¿Quieres construir un mundo más justo y más humano? Buscamos personas como tú. A través del compromiso con nuestra comunidad tienes la oportunidad de hacerlo realidad. ¡HAZTE VOLUNTARIO!